¿Frenecto… qué? Sí, suena raro, y no eres el único que se ha quedado desconcertado al oírlo por primera vez. Quizá te la ha mencionado el dentista en una revisión, o la has escuchado al hablar de ortodoncia, encías retraídas o problemas en el lenguaje.

Pues bien, aunque el nombre resulte difícil de pronunciar, realmente la frenectomía no es una cirugía complicada, pero sí conviene tener claro qué es, por qué se hace y qué esperar del proceso.

Sobre todo, si estás pensando en hacértela (o en que se la hagan a tu hijo), tener esta información te va a dar mucha más tranquilidad.

Pues bien, ¿qué es una frenectomía?

La frenectomía es una pequeña intervención que consiste en cortar o eliminar el frenillo. Y ahora seguramente te estarás preguntando… ¿el frenillo de dónde?

Pues bien, en la boca tenemos varios. Los más conocidos son:

  • El frenillo labial superior, que conecta el labio de arriba con la encía.
  • El frenillo labial inferior, entre el labio de abajo y las encías inferiores.
  • Y el frenillo lingual, que une la lengua con el suelo de la boca.

Cuando alguno de estos frenillos es demasiado corto, grueso o está mal posicionado, puede generar problemas. Y ahí es cuando se valora hacer una frenectomía.

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¿Por qué puede ser necesario quitar un frenillo?

No todos los frenillos problemáticos dan síntomas evidentes. Pero con el tiempo, pueden afectar funciones tan básicas como hablar, comer, respirar o mantener una buena salud bucal.

Veamos algunos casos concretos:

Frenectomía lingual

El frenillo lingual demasiado corto (lo que se conoce como anquiloglosia) limita el movimiento de la lengua. Esto puede provocar dificultad para pronunciar ciertos sonidos, problemas al tragar o incluso interferir con la lactancia en bebés.

En adultos, también puede influir en la postura de la lengua al descansar, algo que se relaciona con la respiración bucal o la posición de los dientes.

En estos casos, una frenectomía lingual permite liberar ese movimiento y devolver a la lengua su funcionalidad normal.

Frenectomía labial

Quizás parezca que los frenillos labiales no dan problemas, pero si están muy bajos o son muy fibrosos, pueden separar los incisivos centrales (generando ese típico “espacio” entre los dientes de delante), interferir con tratamientos de ortodoncia o favorecer la acumulación de placa.

En personas con encías delicadas, también pueden tirar del tejido e incluso provocar retracción gingival.

Vamos, que una frenectomía labial no siempre se hace por estética: muchas veces se recomienda para evitar problemas más serios a largo plazo.

¿En qué casos se recomienda hacerla?

movilidad reducida en la lengua por frenectomía

La frenectomía no es algo que se indique a la ligera. Antes de decidirla, el dentista o el ortodoncista valoran varios factores: edad, tipo de frenillo, síntomas, consecuencias funcionales o estéticas, etc.

Algunas de las situaciones más frecuentes en las que se indica son:

  • Bebés que tienen dificultades para succionar bien durante la lactancia.
  • Niños con problemas para pronunciar sonidos (como la “r” o la “l”).
  • Pacientes en tratamiento de ortodoncia con diastemas que no cierran del todo.
  • Casos de retracción de encías por tensión del frenillo.
  • Personas con movilidad reducida de la lengua que afecta su habla o masticación.

En todos los casos, lo ideal es que el diagnóstico lo haga un profesional con experiencia. A veces basta con observar, otras veces se realiza una valoración más completa con logopedas, ortodoncistas o especialistas en disfunción orofacial.

¿Cómo es el procedimiento?

La frenectomía es una intervención muy sencilla, rápida y con muy pocas complicaciones. Se puede hacer de dos formas:

Con bisturí tradicional

Es la técnica más clásica. Se aplica anestesia local, se corta el frenillo, y si es necesario, se dan uno o dos puntos de sutura. Todo el proceso dura apenas unos minutos.

Con láser

Cada vez más clínicas optan por esta opción. El láser permite cortar el frenillo sin necesidad de puntos, con menos sangrado y una recuperación más rápida. Además, resulta más cómodo para el paciente (especialmente para los más pequeños).

¿Y después qué? Cuidados tras una frenectomía

Aunque se trata de una intervención leve, es importante seguir algunas recomendaciones para que todo cicatrice bien y no haya molestias innecesarias.

Durante los primeros días:

  • Puede haber algo de inflamación o sensibilidad en la zona. Nada grave, y suele resolverse con analgésicos suaves (tipo paracetamol o ibuprofeno).
  • Se recomienda no comer alimentos muy duros, calientes o picantes durante las primeras 24-48 horas.
  • Mantener una buena higiene bucal es clave, pero con suavidad. El cepillado debe ser delicado y evitando la zona si molesta.

Además, en muchos casos se indican ejercicios postquirúrgicos (sobre todo en las frenectomías linguales), que ayudan a que el tejido no vuelva a pegarse y la movilidad se mantenga. Estos ejercicios son muy sencillos y se explican en consulta.

La recuperación completa suele ser muy rápida. En pocos días, la mayoría de los pacientes ya no notan ninguna molestia.

¿Y si se trata de un bebé o un niño pequeño?

frenectomía cuidados para bebé

Muchos padres tienen dudas (y cierto miedo) cuando les recomiendan una frenectomía para su hijo, sobre todo si es muy pequeño. Pero lo cierto es que en manos expertas, es un procedimiento seguro, rápido y que puede mejorar mucho la calidad de vida del niño.

En el caso de los bebés, sobre todo si hay problemas con la lactancia, la mejora puede ser inmediata: el bebé succiona mejor, la madre siente menos dolor, y la alimentación se normaliza.

En niños mayores, ayuda a mejorar el habla, evitar alteraciones dentales y corregir hábitos que podrían afectar su desarrollo orofacial, además, puedes saber saber más sobre cómo corregir la mordida en niños.

Siempre se hace con anestesia local (y en algunos casos con láser), de forma que el pequeño apenas nota la intervención.

 

¿Qué pasa si no me la hago?

No todos los frenillos necesitan intervención. Pero cuando sí hay una indicación clara y no se realiza, pueden aparecer las complicaciones que hemos ido comentando a lo largo del artículo, también existen innovadores tratamientos que ayudan que este tipo de intervenciones sean mejor.

Por eso, si tu dentista te lo ha recomendado, lo mejor es informarte bien, resolver tus dudas y tomar la decisión cuanto antes.

Y si finalmente decides hacerla, en Rubal Dental te acompañamos desde el primer momento hasta que todo haya cicatrizado por completo. Además, nuestra clínica dispone del láser dental en nuestro compromiso de estar a la vanguardia y ofrecemos los mejores tratamientos con innovaciones.

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